Don Ramón: Mira Chavo, no te pego nada más porque sería tanto como querer desquitarme contigo!
Chavo: ¿A usted también le pegaron?
Chilindrina: Le pegaron fue poco, lo pusieron como trompo chillador!
Chavo: ¿Quieres decir que le dieron muchos golpes a tu papá?
Chilindrina: Muchos no… ¡todos!
Chavo: ¿Y el pleito fue aquí?
Chilindrina: Si!
Chavo: Le van a dar a él la decisión!
Don Ramón: Mira Chavo, conste que te dije que no te quería pegar, pero estás haciendo unos méritos…
Chavo: ¿Yo por que?
Don Ramón: “¿Yo por que?”… ¿Que ya no te acuerdas lo que le hiciste a mis corbatas?
Chavo: Fue sin querer queriendo!
Don Ramón: “Fue sin querer queriendo!”
Chilindrina: No es la primera vez papá, la semana pasada agarró tus corbatas como cuerda para amarrar a un perro!
Don Ramón: Si, ya lo supe!
Chavo: Y le dió rabio!
Don Ramón: ¡Claro que me dió rabia!
Chavo: Yo digo al perro, ¡menso!
Don Ramón: ¿Que?
Chavo: Pues… es que… bueno… bueno…. la Chilindrina es la que me lo dijo, pero me late que son puros cuentos…
Chilindrina: Nada de cuentos, ¿que no le viste el hocico?
Chavo: ¿Al perro o a tu papá?
Chilindrina: Al perro!
Chavo: Pues… pues tenía el hocico… así como… casi tan grande como el de tu papá!
Don Ramón: ¿Que?
Chilindrina: Mira Chavo, no me has entendido, yo me refiero a la espuma…
Chavo: ¿Espuma?
Chilindrina: Espuma…
Chavo: No, no es puma, es perro; porque el puma no se parece a los perros, se parece a los gatos, y los gatos no se parecen a tu papá en el hocico grande; nada más en los ojos y en que nunca se bañan, porque si los perros…
Don Ramón: ¡Mira ya basta!. Chilindrina, dices que el perro tenía el hocico lleno de espuma?
Chilindrina: Si papá, y tu me has dicho que cuando un perro tiene espuma en el hocico es porque tiene rabia
Don Ramón: ¡Por supuesto!, cuando…
Chavo: ¡Ah!, tu dices espuma así como la espuma de los jabones
Chilindrina: Oye Chavo, pero que inteligente te has “guelto” últimamente. Ahora si ya recordaste que el perro tenía espuma en la boca?
Chavo: Si, pero es que yo le estaba lavando los dientes
Don Ramón: ¿Que tú le estabas lavando los dientes a un perro?
Chavo: Es que él no podía solito!
Don Ramón: Mira, se necesita ser menso para lavarle los perros… oye Chilindrina, que paso ese día que yo no encontraba mi cepillo de dientes?
Chilindrina: ¡Ehe… oho… ehe… oho!
Chavo: Pero yo le devolví el cepillo de dientes a la Chilindrina!
Chilindrina: Y yo te lo devolví a ti!
Don Ramón: ¡Si serás, si serás!, ¿y luego porque vienen las enfermedades?
Chilindrina: ¿Cuales enfermedades?
Don Ramón: Como “cuales enfermedades?”… ¡todas!. ¿Tu no sabes la cantidad de infecciones que se pueden transmitir con un cepillo de dientes?
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